La Leyenda (por fin continua)

En la noche antes de la ejecución, el Joven Don Rodrigo, se encontraba hablando con su fiel amigo y sirviente Josesillo, determinando la forma en la cual escaparían en medio de la ejecución, mientras tanto fuera del recinto el carruaje con Doña Ximena, seguida dando vueltas, miestras la pasajera decidía si era bueno o no intentar hacercarse a su amado.

Una duda mortal, era en la que se debatía, por un lado su corazon le decía que el hombre que amaba, era bueno e inocente, que no podría ser un simple bandolero y contrabandista y mucho menos un seguidor de Satanas; pero por otro su nana María Jazmins, intentaba llamarla a la prudencia y evitra que se involucrará más en una situación relacionada con el famoso y cruel Santo Oficio, ya que además de que la captura había sido en su casa, algunas declaracines y chismesillos de la gente ya los implicaban a ella y su papá en un asunta ndad bueno.

Mientras eso sucedia en el carruaje, en el otro extremo de la ciudad estaba Martín, con algunos de sus complices contrabandistas, cerrando algunas de sus negociaciones, mismas ue le habían costado la libertad y ya parte de su fortuna a Don Rodrigo, pero que además amenazaban seriamente el futuro, el nombre y la buena posición social de Doña Ximena y su familia.

-Bueno algo es cierto en este asunto por lo menos, pequeño, haz alejado toda sospecha de nosotros la guardia, ya no tiene sospechas de nadie en la ciudad respecto al contrabando.

_Claro que es así, yo les dije, que haría lo necesario para evitar ser capturado, pero además para que nos descubriera, además así he logrado quitar de enmedio al Rodrigo, y ahora si el amort de Ximena será todfo mio.

-Esas tonterias no nos importan, solo queremos felicitarte por que nos haz salvado, alejasta a la guardia de nosotros, nadie sospecha ya de ti, y muchomenos de nosotros, ni saben si quiera donde estamos, pero ahora vamos a ambiar nuestro escondite, de todas maneras, más vale no tomar riesgos innecesarios.

-Por ciertto señor Martín, en ese cobre que esta alla, esta su recompensa y una gratificación en agradecimiento a lo que ha estado haciendo por nosotros.

A unos pasos de donde estaban hablando los tres hombres, uno pequeño en relación a los otros, vestido elegantemente, quien a todas luces se notaba era Don Martín, quien estaba acompañado de dos fuertes hombres, altos y que en su vestimenta se notaba eran gente de mar, sobre todo por las armas que tenían al cinto una espada de abordaje, una pica y por supuesto pistolas de chispa, dos cada uno de ellos.

EL cofre, estaba alejado unos pasos, un gran cofre de madera que además estab ricamente adornado, se encontraba a algunos pasos de ellos, por el tamaño se notaba que fuera lo que fuera, debia contener una cantidad enorme, ya fueran tesoros, monedas o enseres.

La codicia, el principal motor en la vida de Martín izo que se acercara, a dicho cofre con una sonrisa dibujada en su rostro pensando en la riueza ue podía contener enorme artefacto, puesto a su entera disposición.

Pero justo en el momento en que se acercaba al cofre a su espalda sonaron dos descargas de pistola, así como unas carcajadas.

_idiota, a caso crees que te pagariamos cuando ahora no solo estara la guardia buscandonos, sino además el Santo Oficio, y las últimas negociaciones que realizaste supimos cobraste más dinero del entregado a nosotros así que además del pago, querías iniciar tu propio negocio no ?????

Martín solo sintio dos piquetes en su cuerpo, el dolor lo hizo perder el sentido y cayo desmayado.

Sus complices y ahora verdugos, se acercaron al cuerpo, pero al ver los hilos de sangre saliendo, ya no se preocuparon por el, solo se retiraron dejando a Martín a quien creían muerto acompañado de su gran cofre de madera, lleno,... pero de ilusiones y fantasías, por que en su interior solo había una hoja de papel con el dibujo de una enorme bola de color negro, la marca de la muerta entre los piratas.