13 agosto, 2005

La Leyenda....

El guardi impresionado por la magnificencia y porte del caballero y de su lacayo, y en razón de sus palabras, solamente atino a decierles:
_Caballero, disculpe este breve interrupción, y puede seguir con su camino y si así lo desea, puedo solicitar que sea usted escoltado hasta su hacienda, para su seguridad.
_es usted muy amable, pero no lo considero necesario, así que solamente voy a emprender mi camino y le agradezco ante todo su ofrecimiento, que tenga buen día y espero algun día ese peligroso pirata que buscan sea capturado y castigado con la horca.
al termino de lo cual señor y lacayo subieron de nuevo al carrujae, mientras el segundo gritaba al cochero- a todo galope, que ya es tarde.
No bien se había alejado el cohce por el camino real que conectaba el puerto con el interior de la isal, el oficial superior su dirigio al guardia que había detenido al mismo.
Soldado quien viajabe en ese rico carruaje, No lo se señor, pero me dijo que se dirigía a la hacienda de las Margaritas, que es una enorme plantación en el interior sr. y por eso lo deje ir
En ese momento el oficial dando un golpe en su pierna con la espada que al cinto le colgaba, manifesto: Es usted un idiota esa hacienda no tiene dueño, es de una mujer, ese hombre no puede dirigirse aí , rápido a caballo todos y sigan ese carruaje.
En el momento en que ensillaban caballos y salian a todo galope por el mismo camino, dentro del carruaje el poderose señor que en el mismo viajaba solamente atinaba a reirse con una carcajada que denotaba burla, pero sobre todo desprecio por la guardia de la corona.
Lo vez los soldados son tan tontos que nos han dejado salir y además no sospecho nada, no hay nada que un buen atuendo y algo de lujo no logre, rapido dile a chicullo que salga ya del camino real y tome la vered para la ensenada donde estan mi barco, que tengo prisa por ponerle un susto a estos marineritos y sus embarcaciones.
el fiel lacayo, que no era otro que el mismo que conocimos en la taberna despertando a su señor y una vez desprendido de su fina librea y utilizando su usual vestimenta asomandose por la ventanilla del carruaje grito
Cuchillo, rápida al barco, que el capitán quiere algo de sangre en su espada de abordaje.
En una oculta y estrecha vereda al carruaje vio un viraje tan violento que poco falto para que se volcase, pero siguio su archa a todo galope, miestras por el mismo camino pero más taras, el piquete de soldados intentada deseperadamente darle alcance.
En medio del ajetreo Don Rodrigo o el capitan Muerte, que al fin eran el mismo siguio recordando su juventud, y deseo haber de verdad poder dirigirse a las hacienda de las margaritas y unirse a su amada Doña Jimena, pero en la fatidica tarde de su enfrentamiento con el traidor de don Martín todo su vida cambio tomando giros inesperados que lo sepraron para siempre de la mujer a la cua amaba, pero peor aún, terminaron también con la vida del hombre que era como un segundo padre para el.


Después de haber sido capturado fue conducido a la prisión donde por las infames acusaciones se dirigieron a su celda ya no solo las autoridades de la corona, sino la más temibles de la época, los mismos inquisdores, que podián ser la desgracia de toda una familia o fortuna, por una simple mentira que se dijera.


Don rodrigo sabía que su vida corria peligro, pero más consiente estaba de que la vida y fortuna de Doña Jimena corrían peligro por que era su casa donde había ocurrido todo y pero aún donde había sido acusado de manera cobarde por Don Martín, que por sus simples declaraciones y mentiras ahora pasaba de perseguido a acusador.